miércoles, 31 de octubre de 2007

Desafiliación ¿camino posible?

Fuente: RPP


En un artículo anterior se comentaba sobre la incoherencia que hay entre las columnas de Luis Puiggros en El Comercio y la línea editorial que toma este diario respecto al tema de la FPF y la FIFA. En estos días dicho contraste ha salido nuevamente a la luz. En el trasfondo podemos ver dos visiones totalmente opuestas, una "realista" en el caso de Puiggros, que se basa en lo que dice la Ley del Deporte y cómo nosotros mismos con nuestra desidia hemos propiciado esta situación; y otra "idealista", como la que propone El Comercio hoy día en su primera plana, invocando a todos a defender nuestra soberanía frente a la FIFA.


El asunto es harto complejo, precisamente porque el deporte, y en especial el fútbol, implica sentimientos, diversión, pero también poder y dinero. El gran problema es que hay posturas tomadas por algunos periodistas que solo ven un lado y no el otro.


El Comercio ha tomado una postura pro-intervención gubernamental, al igual que la mayoría de la prensa en el Perú. Vemos en distintos programas deportivos, oímos en las radios, leemos en los tabloides deportivos que la única posibilidad de librarnos de Burga y su dirigencia es mediante la intervención del Gobierno. Hay un costo alto, que es el de la desafiliación, pero según este razonamiento, ya que nuestro fútbol se encuentra tan mal, perderíamos muy poco con la ausencia internacional durante unos años.


¿Por qué la FIFA prohibe inmiscuir la política en el manejo deportivo? No es por mero capricho. Décadas atrás, sobretodo en plena guerra fría, el manejo político de lo deportivo hacía que muchas veces se boicoteara eventos o se llevara una rivalidad deportivo a una enemistad nacional. Casos conocidos son el de la "Guerra del Fútbol" entre Honduras y El Salvador, que empezó por discrepancias en un partido, o el de la negativa de la URSS de jugar el repechaje con Chile para el mundial de Alemania 74 porque en 1973 Pinochet derrocó a Allende, amigo de los soviéticos. Con dichos hechos la FIFA se planteó seriamente la necesidad de prohibir la mezcla de ambas cosas. Es cierto, nuestra situación es distinta, pero las normas están hechas para cumplirse. Aun hay lugares del mundo en donde uno y otro ámbito se mezclan. Basta preguntarse por qué Israel juega las eliminatorias en Europa (reduciendo su chance de clasificar a Eurocopas o Mundiales) y no en Asia: cada viaje a Siria, Irán o Afghanistán pondría en peligro la vida de sus seleccionados.


Pero regresemos a lo nuestro. ¿Es factible la desafiliación? Puede darse, sería un camino fácil a corto plazo, pero veamoslo en perspectiva. Sale la dirigencia actual, entra una nueva, pero lo más probable es que la FIFA se niegue a volver a admitirnos a menos que se reestablezca la directiva original. Mientras tanto, de facto habríamos perdido ya toda posibilidad (real y matemática) de clasificar al mundial del 2010; nuestros clubes no podrían participar en ninguna competencia oficial internacional (lo cual no es gran cosa ya que a nivel clubes nuestro nivel es paupérrimo), pero peor aun, nos veríamos impedidos de hacer transferencias de jugadores. Esto tiene dos sentidos, tanto "importar" jugadores como "exportar". En el primer sentido, prácticamente estaríamos aislados (¿quien va a querer jugar en una liga fuera del concierto internacional?) y sin jugadores extranjeros que eleven siquiera en algo nuestro nivel, nos quedaríamos entrampados. En el segundo, sería tal vez aun más grave. Las nuevas generaciones, en especial la de la sub-17 y esta sub-15, las que ha trabajado Oré, se verían restringidas a jugar acá, hasta que el impasse con la FIFA se solucione. Se trata de generaciones que a temprana edad están mostrando más talento que las anteriores en su respectivo periodo. ¿Tenemos derecho a hacerles eso?


Phillip Butters señala que no nos van a desafiliar, pues las eliminatorias están ya comenzadas y se haría todo un problema reestructurarlas. Sin embargo, no tiene en cuenta que el hombre fuerte de la CSF es Grondona (detrás de Léoz), hombre fuerte también de la FIFA y muy allegado a Blatter. Y más importante todavía, amigo de Delfino y de su sucesor Burga. Sumemos a esto que Grondona en Argentina ha sido elegido nuevamente presidente de la AFA, siendo ya 28 años en el poder. Esto implica que por reestablecer el status quo Grondona y Cia. harían hasta lo imposible. No le conviene. Él mismo es un Burga dentro de la Argentina. Sus últimos éxitos fueron la Copa del Mundo de 1986 (gracias a Maradona), la América de 1991 y 1993 y nada más. Ya sin Diego, Argentina suma una sequía de 14 años, la mitad del periodo de Grondona. En su periodo se dieron además los cambios en el formato del torneo argentino, pasando al de Aperturas y Clausuras, con los cuales no hay un campeón nacional.

Fuente: Wikipedia


No nos hagamos ilusiones, porque el remedio de la desafiliación puede ser aun peor que el de la enfermedad. En parte de Sudamérica todavía prima el manejo tradicional del fútbol, el del "patrón", como Juvenal Silva, Delfino, Burga, Grondona, Léoz, que acuden a leguleyadas, ya que por una simple evaluación por resultados hace tiempo que deberían estar fuera. Puiggros encuentra bastante responsabilidad en la Ley del Deporte y en nosotros mismos (incluido Woodman y el Gobierno), y tiene razón. Con voluntarismo la situación no se va a resolver. Debemos aplicar medidas realistas. Y por el momento, pese a toda la antipatía hacia Burga, es no propiciar la desafiliación y más bien reestructurar no solo legal, sino organizativamente el fútbol peruano, y en general, todo el sistema deportivo del país. Son poquísimas las federaciones que tienen un verdadero manejo profesional.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aunque nos vayan a desafiliar que boten a patadas a burga. Da igual si nos desafilian, nos dejaron sin futbol hace mas de 20 años....

Ese burga se burla de los sentimientos y de la dignidad de los peruanos...